Nos rascan el alma vacía y entran.
Son sueños en las oscuridades de cientos sedientos de luz: bailando, soñando, pegados, rozándose.
Admiro sus bocas sin sábanas, sus cuellos rotos, los rozo en sueños despierta; otras manos, otros cuerpos, otros placeres.
Toco un hombro , muslos, pechos ajenos; en cada rincón hay pieles sin límites. Bailamos juntos porque me acerco, nostalgias de frases sin terminar en consonante sino en gemidos, segundos intensos, me adormezco sensible al tacto sútil.

No hay comentarios:
Publicar un comentario