Me entrego al universo de pupilas,
Me doy a sus bocas, a sus mentiras;
Me rindo mis huestes,
no cabalgo sin rumbo
porque donde hubo sangre hay espadas,
donde hubo lágrima hay llugo.
Recompongo la herramienta de las cosas,
atavío los ropajes del camino,
más mis pechos se ocultan de fugarse,
desventajas harán lo masculino.
Voy desnuda y ataviada,
voy descalza y desnutrida;
Me alimento de los aires de miradas,
fortalecen mis manos las caídas
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