domingo, 12 de abril de 2020




Mi rincón apacible

Hoy descubrí un rincón apacible en mi hogar, ligero, blanco, escondido de todos. Rozé mi piel con la pared, palpitaron mis sentidos y cerré los ojos. Mi cara sintió la frialdad de su superficie y respiré hondo. Me fundí con la cal blanca al posar mis manos y desaparecí. Quise entrar, quise convertirme en piedra. Era ser vertical, sin latido, sin ser. 
Me sumergí en un pilar fundamental del edificio. Quise extenderme, estirar mis articulaciones si aún podían llamarse así y sentí la estructura del edificio. Sentí los límites, sentí los cimientos, sentí el hueco que ocupa. Quise conocer el tamaño y me expandí por columnas hasta que llegué hasta una esquina del edificio que el sol calentaba aún. Allí permanecimos hasta que volví a mi rincón apacible, ligero, blanco, escondido de todos.

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